Por primera vez en lo que va de 2019 (considerando que el año político se inicia en marzo), durante esta quincena el gobierno parece estar navegando en aguas tranquilas. Después de haberse desactivado las movilizaciones de algunos de los principales actores de la educación, de haber culminado la crisis del suministro del agua potable en Osorno con la renuncia del gerente general de la sanitaria responsable, y, finalmente, con un horizonte relativamente despejado de conflictos en otros frentes sociales, Piñera está prácticamente abanicándose tranquilo en su poltrona. Hace dos semanas suspendía un viaje a Estados Unidos para lidiar con la crisis de Osorno; hoy, al contrario, se pasea por Lima mientras se saca fotos con los/as/es medallistas de Chile, que tuvieron que hacerle a los bingos y a la mendicidad (literalmente: pidieron plata en la calle) para costearse sus pasajes a los Panamericanos. Así de relajado se le pinta el panorama.